Hablemos de #transformacióndigital

Mucho se ha hablado sobre Transformación Digital, especialmente en estos 18 meses de pandemia en los cuales los tiempos de adopción tecnológica se han acelerado notablemente, como ya lo han demostrado en diferentes estudios firmas como Boston Consulting Group  o publicaciones como Harvard Business Review.

La #TransformaciónDigital se ha apoderado de muchas de nuestras conversaciones, tanto internas como externas, tomando como referencia cada una de nuestras empresas.

Quitando los retos y paradigmas actuales, yo creo firmemente que la esencia de la transformación digital no ha cambiado.

Entendamos en contexto (muy) amplio que la transformación digital es la aplicación de tecnologías digitales al ámbito humano, entre ellos el empresarial por supuesto.

Con esta simple definición es importante destacar dos fundamentos importantes:

  1. La aplicación al ámbito humano, en otras palabras, es el comportamiento humano el que da la pauta de lo que puede funcionar y lo que no
  2. Las tecnologías digitales, al ser aplicables, pertenecen al mundo de las herramientas.
Transformación en proceso

Entonces, transformar digitalmente una organización inevitablemente debe pasar por el entendimiento de las actividades humanas que ocurren en ella… ¡BOOM! Eso significa que ¡debemos entender toda la organización!

La respuesta es Si… y No.

Primero, por que el deseo de transformar necesita enfoque, es decir, en palabras de la reconocida gestión de proyectos, necesita un alcance, un objetivo claro y, principalmente, un beneficio deseado por la organización, el cual generalmente, es “un problema que no quiere o un resultado que no tiene”.

*Claro está, ese enfoque hay que encontrarlo en las áreas de interés estratégico de la organización.

Segundo, la transformación debería estar alineada con la búsqueda y/o la conservación de las ventajas competitivas de la compañía y para ello es necesario conocer cómo hacemos que las cosas sucedan.

Por ende, entramos al detalle fino, que se abre en dos: que hacen las personas – sus tareas, el orden de las cosas, sus controles, sus documentos, lo que repiten, lo que reprocesan, lo que saben hacer con excelencia, etc. – y lo que piensan las personas – sus interacciones, su cultura, sus hábitos, su ética de trabajo, sus regulaciones normativas, etc. -.

Si en este detalle fino no encontramos modelos de operación adecuados, ¿qué vamos a transformar hacia el mundo digital?

Hay dos viejos dichos entre las personas que se desempeñan en el mundo tecnológico: i) no se pueden automatizar ineficiencias; y, tomado del inglés, ii) GIGO: garbage in, garbage out.

En otras palabras, el mundo digital seguirá las instrucciones que le demos, sea un programa nuevo, un servidor, un nuevo teléfono 5G…

si no sabemos darle un paquete de instrucciones adecuadas, optimizadas, eficientes, lo único que lograremos es frustrarnos en masa, sintiendo que perdemos el control, pues le hemos entregado dicho control a una máquina.

En conclusión, transformarnos digitalmente nos obliga primero a entender cómo operamos y quienes operamos, para así poder definir y traer las herramientas tecnológicas adecuadas para mejorar nuestras actividades empresariales y, por ende, nuestra calidad de vida en la empresa.

 

*Concepto de Chris Payne, consultor experto en ventas B2B.

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Escrito por Fernando Gómez
Director, Evolo Consulting
Junio, 2020