Inspirar el deseo de cambio es la labor primaria de todo líder para lograr procesos eficientes de transformación en una organización.
El origen de la evolución siempre es el mismo: DESEO. Y por ende, solo puede ser liderado por las personas, el QUIEN.
Es ese deseo el que impulsa a una persona o a una organización completa para encontrar un nuevo punto de transformación y, desde allí, trazar un rumbo hacia el nuevo punto evolutivo al que quieren llegar.
Tan sencillo como complejo. La dimensión de sencillez de este concepto la da el hecho de necesitar enfocarse en una sola cosa y es inspirar el movimiento de la gente.
La complejidad radica en que, primero, cada persona tiene motivaciones diferentes; y, segundo, pensando ya en el mundo empresarial, este movimiento necesita indiscutiblemente definir estrategia, procesos y herramientas, como ya lo vimos en nuestro artículo anterior. Vamos por partes.
Drivers.
Debemos entender que acá estamos hablando de una Evolución Empresarial, la cual es completa y absolutamente capaz de ser motivada, liderada y lograda. Es una decisión que nos lleva a un resultado, mientras que en la Evolución natural existen muchos factores que nos llevarán a un punto evolutivo casi siempre sin darnos cuenta.
Aún así, los procesos naturales tienen drivers muy parecidos a los del mundo empresarial, como lo son la adaptabilidad – buscar presas más fáciles de atrapar, encontrar terrenos sin tantos depredadores, fortalecer las manadas o tribus para que el colectivo sea cada vez más fuerte – y la subsistencia – cazar a como dé lugar, proteger a las crías de cualquier depredador a cualquier costo, saber retirarse de una batalla-.
El deseo de cambio puede entenderse como un driver también.
Y es por eso que todo proceso de Evolución inicia con algo que todas las corrientes de Innovación actuales han entendido muy bien: ideación.
En su contexto amplio, la ideación es un proceso de búsqueda de deseos, no importa si es una necesidad manifiesta o algo que podría llegar a ser, cada persona manifiesta sus deseos frente a uno o varios temas.
La correcta orientación de un proceso de innovación, es decir, la definición adecuada de beneficios esperados, permite que las personas construyan en conjunto un mapa de acción hacia el logro de los objetivos y resultados claves que ellos mismos construyen durante el proceso.
Estos objetivos, a través de un embudo de innovación consistente, incorporan los beneficios buscados – estrategia – con los deseos de las personas para cambiar su día a día – procesos y tecnología -, lo que llamamos Gestión de Cambio Bidireccional.
Propósito y Estrategia
Es sumamente importante entender la relación causal entre propósito y estrategia, pues esta relación permite entender la estrategia como el PARA QUÉ.
Si sabemos cuál es el propósito, podremos a través de herramientas que, de nuevo, la innovación nos entrega, llegar a una definición de estrategia mucho más alineada y accionable.
El propósito y la estrategia se divide por una unidad de tiempo, pues generalmente es creado por los fundadores de la compañía. Es ese sentimiento que describe la razón por la cual la misión de la compañía fue definida.
En otras ocasiones menos frecuentes, podría ser definido por la influencia del nivel más alto de la organización. En los dos casos, este sentimiento, este propósito, es el que define para qué hago lo que hago, La Estrategia. Pensar en qué vamos a hacer implica trabajar en una desagregación de varios niveles, como hablaremos en otro artículo.
Lo importante es que cada paso en definir lo que vamos a hacer requiere el filtro del propósito, entender si cada acción está alineada con él. Por ende – volviendo a la causalidad – sin el propósito definido no podremos filtrar ninguna de las acciones estratégicas que podamos idear.
En síntesis, necesitamos un propósito claro para poder establecer estrategias. Este, es el pilar del liderazgo al interior de cada compañía. Bien lo dijo Simon Sinek en su libro “Start with Why” – los líderes son aquellos lo suficientemente valientes para tomar la delantera y abrir el camino para que los demás lo sigan -.
Sin propósito no habrá estrategias claras y, por ende, tampoco habrá objetivos, resultados claves o tácticas adecuadas que permitan el cumplimiento de las estrategias. Como es evidente por la causalidad entre ambas, no será posible mantenerse coherente y consistentemente en línea con el propósito de la organización.
Y sin esta coherencia simplemente no habrá evolución alguna. Por eso, hágase las siguientes preguntas:
- ¿Qué deseo resolver en las personas que impacto con mis acciones? ¿Son internas o externas? ¿Son afectadas por mis productos/servicios o por las acciones colaterales de mi compañía?
- ¿Cómo quiero que se sientan las personas con mis productos, servicios y/o acciones? ¿Se sienten así hoy en día o es este un gran punto de evolución sobre el cual apalancar mi proceso de transformación?
- Teniendo en cuenta lo anterior, ¿puedo filtrar adecuadamente las ideas que mis colaboradores puedan tener para hacer mejor mi compañía?
Si usted siente que puede tener un buen filtro para establecer las ideas que le permitan ser fiel a su propósito, usted ya se encuentra en la primera etapa de su proceso de evolución y podrá usar las herramientas de la innovación para lograrlo.
¿Quieres moverte a la segunda etapa? Escríbeme
Escrito por Fernando Gómez
Director, Evolo Consulting
Junio, 2020